El caso Manuel
Un día yo estaba caminando con mi valija, caminando sobre mis pies y ese día decidí caminar sobre mis manos para siempre. La gente decía que era raro, pero yo tengo mi manera.
Ese día practiqué poses para poder mantener el equilibrio. Practiqué mucho frente al espejo, hasta que me salió.
Ese día fui a vender manteles sobre mis manos. Cruzando una avenida, para vender manteles la gente me vio y gritaba que estaba loco, porque salí a vender manteles caminando sobre mis manos.
Ese día practiqué poses para poder mantener el equilibrio. Practiqué mucho frente al espejo, hasta que me salió.
Ese día fui a vender manteles sobre mis manos. Cruzando una avenida, para vender manteles la gente me vio y gritaba que estaba loco, porque salí a vender manteles caminando sobre mis manos.
El caso Lupe
Aburrida de recorrer la ciudad con mi pesada valija decidí caminar con las manos. Empecé a practicar y al principio me costó mantener el equilibrio con las manos y practiqué, practiqué y al final me salió. Salí a vender manteles y cuando caminé sobre mis manos todos decían: ¡cuidado, una loca!, sólo porque caminaba sobre mis manos.
El caso Pakita
Aburrida de caminar sobre mis pies, llevando mi valija de manteles con mi galera y mis guantes, caminaba por la veredita tratando de vender por lo menos 12 manteles.
Hasta que un día se me ocurrió algo y dije así:
– ¿Qué tal si camino con las manos en vez de sobre mis pies?
Al día siguiente me quedé en mi casa practicando frente al espejo caminar sobre las manos. Al principio me costó pero después lo logré. Me tardó un mes pero valió la pena.
Al día siguiente salí a la calle y me puse a caminar como había practicado y la gente me decía loco porque caminaba sobre mis manos.
Hasta que un día se me ocurrió algo y dije así:
– ¿Qué tal si camino con las manos en vez de sobre mis pies?
Al día siguiente me quedé en mi casa practicando frente al espejo caminar sobre las manos. Al principio me costó pero después lo logré. Me tardó un mes pero valió la pena.
Al día siguiente salí a la calle y me puse a caminar como había practicado y la gente me decía loco porque caminaba sobre mis manos.
El caso Isabella T.
Aburrida de recorrer la ciudad con mis valijas a cuestas, después de vender nada más que doce manteles caminando sobre mis pies, me cansé de gastar las suelas de los zapatos y se me ocurrió que si tenia manos las podía usar, ¡Y no más zapatos!
Entonces decidí hacerlo. Me fui a mi casa para practicar mantener el equilibrio y caminar con mis manos. Así fue como empecé a practicar usar mis manos para caminar. Entré a mi cuarto, me paré frente al espejo y practiqué posiciones para usar mis manos por primera vez. Practiqué y practiqué hasta que por primera vez en la historia me salió. Me fui a la calle alucinada de poder ser la mejor para que todos se copien de mi idea, pero eso no pasó. Todos gritaban una loca sobre las manos.
Pobre de mi, con la valija en mis pies nadie, ni siquiera una persona, me compró mis fabulosos manteles sobre mis pies y caminando con mis manos.
Entonces decidí hacerlo. Me fui a mi casa para practicar mantener el equilibrio y caminar con mis manos. Así fue como empecé a practicar usar mis manos para caminar. Entré a mi cuarto, me paré frente al espejo y practiqué posiciones para usar mis manos por primera vez. Practiqué y practiqué hasta que por primera vez en la historia me salió. Me fui a la calle alucinada de poder ser la mejor para que todos se copien de mi idea, pero eso no pasó. Todos gritaban una loca sobre las manos.
Pobre de mi, con la valija en mis pies nadie, ni siquiera una persona, me compró mis fabulosos manteles sobre mis pies y caminando con mis manos.
El caso Juan G.
Yo estoy aburrido de caminar con los pies. De usar zapatos y llevar la valija en las manos.
Voy a empezar a caminar con las manos y llevar la valija en las patas. Pero para lograr caminar con las manos tengo que practicar pararme en las manos día y noche y noche.
Practiqué mucho hasta que me salió. Un día salí a vender manteles parado sobre mis manos. Pero no pude vender ni uno porque todos decían:
- No le compren nada a ese loco que camina sobre sus manos.
Y yo me sentí muy triste.
Voy a empezar a caminar con las manos y llevar la valija en las patas. Pero para lograr caminar con las manos tengo que practicar pararme en las manos día y noche y noche.
Practiqué mucho hasta que me salió. Un día salí a vender manteles parado sobre mis manos. Pero no pude vender ni uno porque todos decían:
- No le compren nada a ese loco que camina sobre sus manos.
Y yo me sentí muy triste.
El caso Jaz
Un día, estaba caminando, ya aburrida de caminar con los pies, por eso decidí caminar con las manos. Entonces dando mis últimos pasos con los pies, corrí hasta llegar lo más rápido posible a mi casa. Después de tanto correr finalmente llegué. Fui al altillo y mirándome en el espejo practiqué y practiqué todos los días de la semana para lograr caminar con las manos. Luego me di cuenta que tenía que practicar para agarrar las valijas con los pies y, ¡lo logré! Fue así que salí a la calle a vender mis manteles caminando con mis manos.